Habitualmente estamos acostumbrados a “pensar” que libertad es hacer lo que “yo” quiero, que hay un libre albedrío. Pero una vez que logramos experimentar que no hay un “Yo” (anattā o anātman) que quiera cosas (un hacedor o realizador de estas cosas), logramos ver que este libre albedrío no existe. ¿Quién estaría libre de qué?
Si logramos ver que somos Uno, que “somos la acción” de millones de organismos “cuerpo-mente” y no un organismo o entidad individual separado del Todo (cuando no hay apego/deseo al “Yo” o lo “Mío”), llegaremos a ver que la única libertad de la que podemos hablar si queremos darle un nombre, es la libertad de habernos “desprendido” del ilusorio “Yo” o ego. Libertad de la culpa, el odio y el orgullo.
Un fuerte abrazo para todos
Un fuerte abrazo para todos
* Hay que tener presente que estas palabras no son más que conceptos. La verdad no puede ser escrita ni hablada (ya que apenas pronunciamos alguna palabra nos encontramos en la dualidad), tan sólo experimentada dentro de cada Uno.
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